Hoy día internacional contra el cáncer de mama

  • Gladys Collado de ser deportista y saludable, le detectan cáncer de mama; hoy es sobreviviente

IRMA SANTANDER / CÓDIGO VERACRUZ

COATZACOALCOS, VER .- De carácter fuerte, rebelde, inquieta y dicharachera, a sus 45 años, la fotógrafa Gladys del Carmen Collado Reyes es una sobreviviente de cáncer de mama, tras ocho quimioterapias.

En octubre de 2022 luego de un largo y doloroso peregrinar, el Centro Estatal de Cancerología de la Secretaría de Salud en Veracruz le dio el resultado de la biopsia: cáncer de mama derecha T3.

Y a partir de ahí su vida le cambió por completo, cuando recibe la noticia lo primero que se le vino a la mente es Dany, su hija de 10 años.

“Esta es una experiencia de vida que la tengo que agarrar y contar, salir de ella, no me puedo detener. Voltear para atrás ya no, si me voy a morir no será ahora ni de esto, estoy segura. Ponerme en manos de Dios porque él fue mi principal médico”, aseveró.

El 15 de agosto pasado le quitan la mama y está en espera de las 16 radioterapias para después darle de alta.

Hoy se conmemora el día internacional contra el cáncer de mama; Gladys tiene proyectos de trabajo, quizás deje por un rato su cámara fotográfica, “voy a renovarme en cursos de diseño y manejo de redes sociales, comenzar de cero, estar con mi hija y mi mamá”.

EL INICIO

Fue en marzo de 2021 cuando por primera vez siente un granito en el seno derecho, que al poco tiempo se desvaneció.

“Me hice un ultrasonido, y me dijeron que era un absceso de grasa, yo seguía trabajando, no sentía nada; cuando me ponen la segunda vacuna del covid empiezo a sentir una efervescencia dentro de la misma bolita, lo dejé pensando que era el efecto de la vacuna”, explicó.

Los meses transcurrían, Gladys quien es fotógrafa por convicción, siguió su vida, pasaron las campañas electorales de 2021, continuaba capturando imágenes y con sus actividades de madre.

“En agosto de 2022 llegando de trabajar siento un cansancio y me voy a dormir, al día siguiente no solo siento una canica, sentía una pelota debajo de mi axila derecha, no podía cerrar la axila; decido acudir al médico, me hacen el tacto, un ultrasonido y la mastografía, los resultados fueron positivos, se me viene un balde de agua fría, tu no esperas recibir esa noticia, en mi vida, en los 44 años había estado enferma”, hace una pausa y se le viene a la mente aquel día complicado.

Desde pequeña se distinguió por ser sana, buena alimentación y deportista, “yo hacía mucho ejercicio, alzaba pesas, corría y nunca me enfermé, la única cirugía que tuve fue la cesárea de mi hija”, sostuvo.

QUÉ SIGUE…

El doctor Javier Reyes Muñoz, quien es el director de Salud Pública Municipal, fue quien toma el caso de Gladys.

“Lo único que le dije fue doctor si me vas a curar, hazme lo que sea, pero ya, y me mandaron al centro de salud de la Teresa Morales, porque no tengo IMSS, y empiezan los estudios en un hospital de Xalapa, mastografías, y la biopsia, que confirma lo que ya sabía”, expuso.

Desde un principio, no quiso saber en qué etapa estaba el tumor, lo que sorprendió a los médicos y psicólogos, ya que solo les dijo: “cúrenme, no necesito saber el grado porque si me dicen siento que al otro día me moriría, a mi denme la solución”, refirió.

En el Centro Estatal de Cancerología la recibe la doctora Nancy Morales, quien le dice que la mama se le va a extirpar.

“Si la solución es esa le dije adelante, no se me está cayendo la cara, las manos, los pies, es una parte de mi que ya la usé, así que va”, recordó.

LOS GASTOS ECONÓMICOS

La otra etapa del cáncer, son los gastos económicos, el traslado de Coatzacoalcos a Xalapa, la alimentación, el hospedaje, medicinas.

“Dije de dónde voy a sacar dinero para todo esto”, precisó.

Aunado a esto, los doctores le pintaron el panorama de lo que seguía: la caída del cabello, las uñas negras, vómito, pérdida de peso, las quimioterapias, radioterapias.

Continuaban los estudios de tórax, gammagrafía ósea, páncreas, hígado, pulmones, “todo salió bien, todo está limpio”, relató.

Empiezan las quimioterapias, un total de ocho y la primera fue la más difícil. Era raro estar en un hospital como paciente cuando gran parte de su carrera en el medio periodístico los visitaba, pero cubriendo eventos a través de su lente.

“No es lo mismo ir a reportear a un hospital y hacer entrevistas, o tomar fotografías, que vivirlo. Te encuentras de todo, lo que está pasando la gente”, puntualizó.

Fue en la segunda quimio, cuando se le cae el cabello. Se estaba bañando en casa de sus tíos Delia y Álvaro, en Xalapa cuando pasa sus manos en la cabeza y viene el desprendimiento del cabello.

“Como siempre he traído el cabello corto y la vanidad no se me da, no lo sentí fuerte, vi que estaba carcomido y entonces decidí raparme, alguna vez en mi existencia quise saber cómo tenía mi cráneo, lo tomé con calma porque se que el cabello me volvería a salir. Tengo una hija, es lo que me puede y me está esperando en Coatza, no me importa quitarme el cabello porque regresaré a verla”, aseveró con lágrimas.

Afortunadamente, de las quimioterapias solo recuerda el sabor a oxido por tanto medicamento, mucho sueño y cansancio que duraba días.

DIOS EN SU VIDA

Collado mencionó que antes de ir a su quimioterapia pasó a la catedral de Xalapa, “toda mi vida nunca había entrado, me daba miedo, entro sin cabello y le dije a Dios, aquí estoy, no te pido nada, te doy las gracias porque me estás haciendo ver la vida de otra forma, más humana, con valor y se que de aquí voy a salir con tu ayuda”, indicó.

Admitió que por muchos años se alejó de Dios, sin embargo, este trance la volvió a acercar al Creador.

En este proceso, su madre es quien cuida de su hija Daniela, sus tíos en Xalapa están al pendiente de todas sus citas médicos, el padre de su hija Carlos Heredia, nunca la dejó sola, además, supo quiénes son sus verdaderos amigos.

“Hay muchísima gente a la que le tengo que agradecer, no solo te hablo de familia, de amigos que en mi vida pensé que lo fueran”, subrayó.

En junio pasado se acercaba la penúltima y última quimioterapia, sintió un alivio y respirar, sabía que estaba venciendo el cáncer.

Asistió una misa de sanación en Coatzacoalcos, “recibo la sanación y la posición de manos del sacerdote, desde ese momento supe que estaba sanada, y le dije a Dios, aquí estoy, dame salud”, asintió.

LIBRE DEL CÁNCER

Termina el proceso de las quimioterapias, le realizan unos estudios y su doctor en Xalapa Alejandro Sandoval, quien la operó, le da la noticia que estaba libre del tumor.

Le retiraron ocho ganglios de la mama derecha.

“Durante todo el proceso ni una lágrima me había salido delante de mí familia, hasta el momento que me dice el doctor no tienes nada, el doctor se volvió mi amigo y él sintió una alegría que lloramos juntos de felicidad”, apuntó.

Agradeció a sus doctores Alejandro Sandoval, Nancy Morales, Fernando Quistian Navarrete, enfermeras, psicólogos, trabajadoras sociales, y a todo el personal del Centro Estatal de Cancerología, así como a la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas.

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